¡Entren en su blog de literatura cutre!
Sí, caballeras y caballeros, conservo escrupulosamente unos estándares de baja calidad a los que me debo.

viernes, 21 de febrero de 2014

Dormí, amanecí y escribí

Dormí, amanecí y escribí:

En los sueños llueven recuerdos de ridículas prisiones llenas de párvulos, de mentiras que no desean ser objeto de la decisión digital, de guerras que no saben ser de pintura, de diferencias que se deslizaron desde lo real en aras de la metafísica.
Hazle el boca a boca a la niña que fuiste si no queda rencor por el odio que engendró en su terror, si caíste ya en la cuenta de que sólo el amor existe, si deseas aprender otra vez a ser el mismo atardecer, si crees más bien que ahora no eres cada una de mis palabras o si deseas desprenderte de unos ojos cerrados mientras despiertas a los sueños de los que nunca te fuiste.
Las ilusiones de poder escupen verdades entre miedos y máscaras afiladas de dudas, certezas que navegan por el linaje fingiendo una libertad encadenada, incapaz de entregarse a sí misma, arrinconada contra los prejuicios de una pequeña sociedad transfigurada pero apropiada y llena de cardenales.
Del océano de la elección sin custodios nacen todas las preguntas que no necesitan más reflejos que ellas mismas, renunciando a todo límite acuñado por la más incauta y convencida de las respuestas. Los hombres se hacen y deshacen por doquier, ajenos al tiempo que nunca pasó. Por eso nadie podrá nunca pedir nada y por eso siempre habrá lo que deba haber. Por eso nadie quiso escribir y por eso la prosa ansiaba salir.
Y creo que por estas cosas mi abuela sonríe, porque el ser humano es lo que de sí mismo hace. Y es imposible no aceptarlo con la sonrisa de quien pregunta los porqués y es, a la vez, el signo de interrogación. Dios –llamémosle así– no puso nunca un precio, siempre te lo habrá dicho mil y una veces el cariño de la que dio a luz a mi madre. Y no deja de ser fascinante: la libertad sólo puede amar y el temor sólo puede atar.

En respuesta a miss Carrousel.

3 comentarios:

  1. Sólo el título ya es jodido, ¿verdad? Miss Carrousel y yo decidimos jugar a la poesía hará un par de semanas: ella me había enseñado su poema en respuesta a alguno mío y yo tenía que escribirle el siguiente. Como ella hablaba de sus cosas en sus versos, decidí hacer algo que tuviera relación con mi pasado, en mi caso dando rienda suelta a una caricatura de mí mismo y de mi forma de ver mi propia historia hace un par de años, exagerándolo hasta lo histriónico y ridículo: Formas muy rimbombantes y complicadas para soltar gilopolleces (o enfocar buenas ideas como un cretino), creer que uno lleva la razón y, además, no ser asertivo, no decir "pues yo quiero esto" o "esto otro no me apetece en absoluto", sino inmolarse en la poco práctica comunicación pasivo-agresiva. Yo era muy tonto, la verdad, ni siquiera entendía que intentar cambiar a alguien era absurdo... Un personaje creado a partir de mis errores, qué catárquico. Tal y como lo veo quejarse puede ser poético, pero aprender es importante para mí. Y claro, todos aprendemos igual (en El grito que escrbí ocurría lo mismo). Una cosa es argumentar que hay actos o ideas que para mí deseo o no, otra muy distinta es pensar que uno tiene las respuestas (y esto, en relación al texto no sé si es irónico o más bien idiota), pensar que uno puede hablar de ese modo lo detecto como violencia contra mí mismo y los demás, porque si lo pienso bien o es miedo o se le parece. Es de esas cosas que, al menos a mí, nunca me hicieron feliz. Pero como dice miss Carrousel: diversidad.

    ResponderEliminar
  2. Miss Carrousel solo habla. Tal vez sobre cosas que suyas no son, engañando a la pobre humanidad. O quizás tengas razón. Puede que sí. A saber. La exageración es vital, como mencionas. Discrepo en la alusión al ridículo. La escritura precisa a veces ser pomposa para transmitir correctamente lo que se pretende plasmar, nunca gilipolleces.
    Tengo serias dudas respecto a "decisión digital". Le he dado dos interpretaciones posibles que no diré por si ambas se alejan de la realidad de tus pretensiones. Sácame de mi duda y cuéntame el significado de la unión de esos dos términos. Si quieres, claro.
    Pregunta indiscreta... ¿crees en el destino? Tan solo si es afirmativa tu respuesta puedo explicarme en penúltimo párrafo. Sino, creo que puede haber más de lo que deba haber. O menos. Burlando al deber ser, deber tener. Horrible verbo, por cierto. Y enlazando con el último párrafo, podemos pedir más, no estando sometidos al deber (en la vida, vaya) porque como dices, es parte de nuestra esencia. Yo, al menos, también sonrío por como soy y no por quien debo ser. Sonreímos por ser.
    No hay precio impuesto, pero en momentos de debilidad tendemos a buscar culpables, hasta puntos en que podemos condenar al inocente por el propio miedo a la verdad. Para dulcificarla.
    Creo firmemente que no se debe intentar cambiar a nadie, hacerlo esclavo de egoístas ambiciones, aunque nobles, pensemos. Hay diversidad (lo aplico a todo).y por tanto, tienen que existir personas encaminadas a nuestros halagos, y personas hacia las quejas. Una persona no debe cambiar. Como dices, es libre. Si quiere, cambiará. Sino, cabe la posibilidad de que cambie uno mismo. De lo contrario, explosión. Bueno. Creo que me he desviado del tema.
    Me quedo con la última reflexión. El temor ata. Los seres humanos, más. Atan sin dejar en libertad a los demás, tratando de imponer sus reglas, intentando hacerles cambiar. Seamos libres.
    Goodnight, freedom.

    Miss Carrousel

    ResponderEliminar
  3. El primer párrafo responde a ideas políticas que rápidamente se mezclan con la ética (de hecho me gustaría profundizar en esas ideas que, en el fondo, tienen que ver con la estructura social y los convencionalismos en algún relato). Lo de la decisión digital entra en relación con cualquier sistema de democracia participativa y no representativa. Éstas me parecen buenas ideas, creo que el punto más oscuro de este texto consiste en la creencia de que hay algo que puede salvar a otro algo, es una consideración que puede causar mucha confusión, al menos ése fue mi caso, sobre todo porque entra en pugna con la libertad (en parte incluso con la libertad de decir mis gilipolleces) desde el mismo momento en que se sustituye la capacidad de decidir por la responsabilidad ajena. Un exceso de forma acaba vaciándola, lo cual, en cierto modo, es revelador, a mí me gusta el camino de la sencillez. Además he aprendido cosas y reírme de mí mismo me parece algo bueno. No obstante, lo de buscar culpables me parece una apuesta segura por sufrir. Supongo que podría estar cabreado por cosas que me han pasado, sin embargo me parece que no tiene mucho sentido: al final sólo estaría enfadado conmigo mismo (y nadie más). Prefiero aprender y punto, así no hace falta dulcificar nada. Mi error fue apropiarme de mis juicios, de mis pensamientos y emociones... ¿cómo alguien va a controlar nada? Es gracioso. Con respecto a lo del destino... no puedo responderte, no sé si existe algo así. Yo creo en la libertad, pero lo cierto es que no creo que sean cosas distintas el libre albedrío y el determinismo. Ambas ideas, si dejan de ser ideas (llevadas a un extremo absurdo), podrían resultar dañinas, por eso trato de no darles mucha importancia aunque mole trabajar con esta telaraña al escribir. Pero desde luego no creo que las cosas y su porvenir estén escritas en ninguna parte.
    Por cierto, me ha llamado la atención lo de la explosión, yo creo que si niegas algo, se repite una y otra vez con una serenidad muy espontánea que no pide nada en concreto.
    ¡Un abrazo! ^_^

    ResponderEliminar