Te
cortaré las alas:
Te cortaré las alas para que no te
estrelles contra el suelo. Así nunca te podrás caer. Lo hago porque te quiero, no
deseo que nadie te haga daño. Sabes que te amo. Aquí nadie destruirá tu felicidad, deja
que yo te la guarde, por favor, por favor. Yo la protegeré. Lo hago todo por
ti, ¿es que no te das cuenta? Ah, sí… sí te das cuenta… Te alejaré de todos los
que te quieren mal, ¿a quién necesitamos tú y yo si ya nos tenemos el uno al
otro? Te regalaré un abrazo muy fuerte, muy suave para que estés cómodo, porque,
¿a dónde querrías ir? ¿No estás a gusto a mi lado? ¿Acaso no me amas? ¿Es que
ya no me deseas? ¡¿Cómo te atreves a hacerme daño de esta manera?! ¡Ayúdame,
por favor! ¡Quédate conmigo! ¿No ves cómo me ahogo? No seas un puto egoísta y
ayúdame. ¿No ves que nadie me quiere? ¿No ves lo mal que estoy? Soy horrible.
No sirvo para nada. No escuches mi voz. No te merezco. Soy una mierda. ¿Quién
me amará si no lo haces tú? ¡Si no estoy a tu lado sé que me arrepentiré toda
la vida! Pero tú… eres insensible y repugnante. Si la vuelves a mirar me
enfadaré. No pienses en nadie más. Sólo mi amor puede salvarte, salvarte de ti
mismo. Sé que en el fondo lo entiendes, porque sólo quieres destrozarme y
anularme. ¿Por qué quieres que salga con mis amigos? ¿Es que no quieres pasar
tiempo a mi lado? ¿Es que ya no te gusto? ¿O es que me engañas con otra? Sé que
me engañas, no lo ocultes, quieres vengarte de mí, ¿verdad? No hagas que me
enfade. ¡Me enfadaré! ¡Sólo estoy así de mal a tu lado! Perdona. No quería
insultarte, no quería chantajearte, no quería pegarte… Deja que te bese. Por
favor, ayúdame. Sé amarte, sé amarte… Bésame… ahora. Ya. Si no, sé que voy a
llorar. No quiero sufrir. No me hagas sufrir. Tú siempre estarás bien a mi lado,
pero no me hagas sufrir. No le digas nada a nadie, ellos no saben nada, son
nuestras cosas, es nuestro mundo, tú también dices lo mismo, son nuestras cosas.
No me traicionarás, porque no tienes derecho a hablar, ya lo sabes, no estaría
bien, traicionarme. No cometas más errores, por favor. A mí tampoco me gusta
estar enfadada. Perdóname. No, no tenía que haberlo hecho, otra vez no.
Perdóname, por favor. He sido mala, he sido una puta, perdóname. No quiero
hacerte daño. Cambiaré. No lo volveré a hacer. Pero a veces exageras, no ha
sido nada, no es como tú dices. Sabes que si te hago daño es porque tienes que
aprender a no hacerme daño. Tengo todo el derecho del mundo. Quédate conmigo.
Sólo yo te amo. Sólo yo puedo amarte. Quiero que estés bien. Por eso te cortaré las alas, para que no
te estrelles contra el suelo.
Silencio.
Shhh…
Te cortaré las alas por Jorge Roussel Perla se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.
Basada en una obra en http://parafernaliablablabla.blogspot.com.es/.
Verán, cuando escribí “Soy tuya”/”Realidad negada” dándoles un repaso a ciertos prejuicios sexistas bastante estúpidos y peligrosos (si no lo son todos los prejuicios), consideré apropiado describir también la otra cara de la moneda. A fin de cuentas el maltrato sobrevive cuando se justifica lo injustificable (y lo mismo da que sea la víctima o el verdugo). Aunque se disculpe a la maltratadora (tendrá sus problemas o algo le habrán hecho, como en los 50 se decía de los maltratadores) o se ignore al maltratado (es un hombre, es fuerte, una mujer no puede con él), aunque se le quite al maltratador la condición de ser humano (también es su propia víctima) y se victimice hasta el infinito a la maltratada (que alguien ha decidido que no puede valerse por sí misma, toda una solución). Me parece una percepción machista, distorsionada e inútil de un asunto muy grave en el que, observado objetivamente, tenemos a una persona haciéndole daño a otra.
ResponderEliminarVemos a una persona convirtiendo a otra persona en un pusilánime cascarón vacío –que sólo por casualidad recuerda a un ser humano– e introduciéndose en él en busca de una seguridad enferma. Es injusto para las dos.
Personalmente tengo la mala costumbre de pensar que todos somos iguales independientemente de lo que tengamos entre las piernas, como ustedes podrán apreciar.
Pero como le dice Tyrion Lannister a Jon Stark: “Casi todos los hombres prefieren negar la verdad antes que enfrentarse a ella”.